Carta a los Reyes Magos
¡Esta noche vienen los Reyes! Hay que dejarlo todo listo para su llegada: un poco de comida y bebida para ellos, un barreño con agua por si quieren lavarse los pies y una toalla para secárselos, y no olvidemos dejar un plato con agua y pan para los camellos.
En Cáritas desearíamos que tener un hogar digno no fuera una carta a los Reyes, pero desgraciadamente lo es. Los índices de pobreza en esta sociedad del bienestar en la que vivimos son altísimos, especialmente entre los niños. Los niños, sí, los niños que son los protagonistas de esta fiesta que es la llegada de los Reyes Magos, pero que a menudo son las primeras víctimas de la pobreza, porque son el segmento más indefenso, los niños y las niñas, en nuestro país y en todo el mundo, en la guerra y en la paz.
A pesar de esta realidad, el nacimiento de un niño o una niña siempre me hace creer que ese ser tan pequeño, que es una renovación de vida, nos ayudará en este mundo y lo dejará mejor de lo que lo encontró. Es, claramente, la renovación de la esperanza, la esperanza que no podemos perder por lo que somos, por lo que hemos sido, por nuestros antepasados que ya trabajaron por nosotros, por estos niños que llegan y que llegarán, a los cuales les debemos el futuro. Como dijo en 1855 el jefe indio Seattle ante la propuesta del presidente de los Estados Unidos de comprarles sus tierras:
«Cada parte de esta Tierra es sagrada para mi pueblo, cada aguja brillante de los abetos, cada grano de arena, cada niebla en el bosque oscuro, cada claro del bosque, cada insecto zumbador, es sagrado para el pensamiento y el sentir de mi pueblo. La savia que sube por los árboles lleva el recuerdo del Piel Roja.»
Los niños son el futuro, el futuro de la especie, pero también el futuro del planeta y de todas las formas de vida que conviven en él, por pequeñas, sencillas o efímeras que sean, como la flor del Principito.
Quiero terminar esta carta a los Reyes Magos, aunque no me haya portado tan bien como se podría desear, pidiéndoles que nunca perdamos la esperanza, que mantengamos la fuerza para seguir trabajando por la justicia y unos ojos para poder ver las cosas buenas que nos pasan cada día.